Hoy, mis queridas poesías
quiero dedicaros mis letras,
aunque torpes en su semblanza
no menos ciertas, por ser ustedes
la mejor compañía cuando
dormitan en el cielo las estrellas.
Acompañáis sin dudarlo a mis pensamientos
recordando todo el dolor mío y el ajeno,
me mostráis también toda la belleza
y las fantasías que hay en mi mente.
Hoy, mis más queridas amigas,
os cuento una pena mía porque ví sufrir
mucho a una muy buena amiga mía,
me he sentido desde entonces... tan culpable,
no supe en esos momentos darle consuelo
ante aquel dolor tan inmenso que ella sentía.
Perdió en su trayecto por la vida
lo que no sin esfuerzo había conseguido,
ahora ya no tiene casi amigos y en la soledad
que alberga su alma, no supe reparar a tiempo.
Hoy poesías os escribo para que le digáis
que disculpe mi hechoría al no tener para ella
una sóla palabra de consuelo, viéndola ante
la desesperación del dolor que tenía.
Decidle poesías, decidles que la quiero
que perdone mi falta de autoría, que me tiene
aquí entre estas líneas, aunque su dolor
aquel día me dejara muda y sin palabras.
Decidles amigas mías, que cuente siempre
con esta que escribe y que aunque muda quedé
ese triste día su dolor lo hice muy mío.
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