CUANDO NADA SALE BIEN...

Hay algunos días en la vida

en los que nada sale bien,

hoy fue uno de ellos

que por terca,

por buscar una respuesta

que... ya sabía,

se me rompió el corazón,

estalló de la rabia y el dolor.

Hoy, todo es gris,

parece que el cielo

se compadeciera de mí,

como si le hubiese contagiado mi llanto,

porque él también sufre tanto...

El viento es tranquilo, suave y frío,

el mundo yace callado y sombrío, y yo?

sigo aquí con el corazón

y el resto de mi cuerpo ya helado,

con lágrimas derramándose por mi rostro,

con preguntas sin respuestas

y con muchas decisiones que tomar,

con odio que no puedo expresar.
Siento que el mundo conspira contra mí,

todo se volvió al revés de lo que creí,

se ha creado el ambiente perfecto

en este día perfecto para hacerme sentir mal.

Cuando te va mal un día

duermes con la esperanza

que el siguiente será maravilloso,

pero para mí, no lo es,s

olamente me trae más dolor,

más llanto y confusión

y ...no quiero seguir así,

no es bueno seguir viviendo de este modo.

Por eso le he pedido a mi buen amigo Dios,

que llene mi frasquito de amor,

que me mande la paciencia que perdí

y ponga a la venta analgésicos para el alma.

Que me alquile un nuevo ángel,

- el mío, quizás se halla marchado -

que me mande una dosis extra de fe

y un poco de tranquilidad.
Que me de muchos polvos de olvido

y haga más pequeño a mi corazón,

porque el que tengo ya no cabe en mí,

se ha hecho tan grande...

y no es precisamente por exceso de amor,

no, no lo es, está lleno de grietas,

de goteras de amor, de mucha desilusión

y contagian a todo mi cuerpo.
También a veces, le pido a Dios

tantas respuestas

y sólo consigo dejar en blanco mi cabeza,

recordando malos momentos

y vuelvo a romper el llanto.

Es por estas cosas que en el día de mañana

no saldré de la cama, no comeré nada

y le haré un cheque a Dios con propina extra

para que se compadezca y surja pronto mi lista

para ver de nuevo la luz del sol.