Thursday, August 10, 2006


El disfraz que envuelve lo incierto y lo complejo de mi alma, cubre la soledad en la que descubro mis más callados secretos,
aquellos en que la vida dejó su huella,
o quizás, ... su infierno.
No es cierto, que las heridas sanan con el tiempo,ni que el viento se llevalas palabras,
que alguna vez... se dijeron.
A veces pienso, que las cosas podrían haber sido mejores,o peores, quién sabe...
¿quién miente, quién el error comete y no se detiene a pedir perdón?,
se parte entonces en mil pedazos... el corazón.
Lloramos con devoción y luego la sal reseca los labios y las mejillas, se nos quita la sonrisa y nos envuelve la aureola de la tristeza de alguien que se fue, su amor, nos acaricia, nos consuela
y nos mantiene con vida, mientras que la paz abrocha nuestra camisa y nos aconseja no mirar... hacia atrás.
El horizonte, se ve tan lejano...sentimos miedo a seguir caminando y a volver a tropezarnos una y otra vez, sin poder dejar de hacerlo, es inevitable el dolor y el lamento, al igual que el amor y la verdad.
No sabemos hacer otra cosa más que caminar y transitar por diferentes senderos, sin pensar,
a donde vamos, si estamos en peligro o a salvo, si serán nuestros últimos pasos o los primeros por dar, sólo la conciencia nos puede controlar.
Y entre detalles aconsejarnos sobre cómo debemos actuar para luego, no fracasar, para luego... no reclamar por el lado del cielo en que nos tocó estar, tendremos que aprender a escuchar,
a observar, a sentir, a degustar, y al fin, a percibir la realidad, de tal manera
que las decisiones que hayamos tomado sean, las que también eligieron nuestras almas
cuando tuvimos... que actuar.

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